martes, 18 de agosto de 2009

De cacería

De cacería



Cuando salimos de la ciudad ya era tarde.

Nos retrasamos debido a que Celeste había ido a comprar mercaderías y se demoró.

Cuando pasamos cerca del cerro de Batoví, ya habíamos encendido las luces.

Al llegar a la estancia "Las Crucesitas, esta estaba muy silenciosa pero ladraron los perros y don Jacinto salió a recibirnos.


Nuestro destino inicial era Rincón del Barbate, pero un problema mecánico, nos retrasó dos días y debimos cambiar de rumbo para ir a un lugar más cercano.

Esa noche pernóctamos en la estancia de nuestro amigo y al amanecer siguiente, emprendimos el camino al monte en carro tirado por dos tordillos percherones.

Los primeros rayos del sol, asomando detrás de los cerros, ponen matices de púrpura y rosado a una nueva mañana otoñal.

Adelante, siempre en el mismo rumbo, avanza muy alerta nuestro perrito "Remiendos".Es rabón y de la raza "perro" que abunda en todas partes.

Ramiro va sentado a mi derecha y es quien lleva las riendas.

El carro avanza a ritmo lento por entre los chircales.

Cerca del mediodía acampamos en un claro del monte, próximo a un lagunón donde pensábamos tener buena pesca.

Armado el campamento, nos dispusimos a explorar el lugar, el cual, a juzgar por su aspecto prometía buena caza también.

Nos habían comentado que los jabalíes estaban cerca aunque eran muy astutos y ariscos.

A la medianoche teníamos algunos bagres y tarariras que asamos en la parrilla.

Luego de cenar nos dispusimos a descansar de la larga tarde.

Cerca del amanecer se oyeron ruidos extraños, parecidos a pasos, por lo que salimos a investigar.

Alumbrando con la linterna, pudimos ver, a pocos metros de la carpa,un extraño animal, con aspecto de jabalí pero que curiosamnte se desplazaba en dos patas.

Tratamos de alcanzarlo pero se perdió en la espesura del monte.

Esa noche nos levantamos varias veces y casi no dormimos.

Cuando aclaró salimos a buscar rastros.

Para nuestra sorpresa hallamos un ternero de medio año,muerto entre las chircas.

Al examinarlo comprobamos que estaba mordido cerca de la cabeza pero no lo habían devorado.

Sin embargo estaba totalmente sin sangre.

Un vecino lindero al que contamos lo sucedido nos narró que meses atrás, de su campo habían faltado unos corderos.

Cuando los encontraron estaban muertos, enteros, pero también totalmente desangrados.

Ese día no cazamos nada y durante la noche no ocurrió hecho alguno a destacar.

Al otro día emprendimos el regreso

De paso por el boliche de don Zoilo, bajamos a comprar agua mineral y narramos lo ocurrido.

Un viajero que estaba en el lugar, se rio estrepitósamente y comentó: ja,ja, jaaaa, capaz que era el chupacabra

Acá lo han visto varios pero no cuentan por temor a ser tomados por locos o fantasiosos, nos dijo don Zoilo.

Tal cual fue lo que nos aconteció.


blog del maestro







No hay comentarios:

Publicar un comentario